Reseña del libro: "Educar mirando a los ojos"

ANUARIO FILOSÓFICO 57/1 (2024)

Los orígenes de la filosofía son inseparables de la educación, pues la acción filosófica siempre ha estado vinculada con la transmisión del conocimiento y al diálogo interpersonal, que, en última instancia, enriquece, enseña, a quienes participan de él. Por ello, no sorprende que el padre de la filosofía occidental haya sido, entre otras cosas, un maestro y que, a partir de él, la gran tradición filosófica europea se haya distinguido por la creación de escuelas, academias y círculos de estudio en los que se formó al pensamiento y a los pensadores de cada época. 

Sin embargo, y aunque pueda parecer paradójico, mientras que la filosofía siempre ha sido educativa, la educación no siempre ha sido filosófica. Hoy más que nunca, en medio de la enorme crisis universitaria y escolar, hace falta que la actividad pedagógica se examine a sí misma a la luz de la filosofía para recuperar un fundamento sólido que la justifique como una acción necesaria en toda sociedad saludable. 

En este sentido, Educar mirando a los ojos. Filosofía de la educación personalizada, obra reciente de Javier Pérez Guerrero, se suma a otros trabajos del mismo autor como un intento de rehabilitar una filosofía de la educación. Más aún, desde el prólogo de la obra, la intención del libro se presenta con claridad y amplitud: dar soporte racional a la pedagogía personalizada de Víctor García Hoz, mediante la antropología de Leonardo Polo. 

La tarea es a su vez posible y necesaria; necesaria, pues, como se explica en el libro, la pedagogía requiere de un sustento antropológico o “es ciega” (p. 10), mientras que la antropología sin una continuación educativa rechaza su “vocación transformadora” (p. 10) y no llega a su plenitud, que incluye una dimensión social. En ambos casos, el cruce disciplinar es posible, gracias al concepto de persona que late como pieza fundamental en las teorías de Polo y García Hoz, quienes comparten la idea de que la verdadera educación siempre es la que sucede de una persona a otra.

Educar mirando a los ojos es una obra que se vertebra a lo largo de diez capítulos, que, a pesar de poseer una estructura ascendente, pue- den leerse de forma autónoma, ya que constituyen trabajos especializados en temas concretos de la educación, entre ellos, la creatividad, la amistad y la formación del carácter. Estos capítulos no son agrupados en secciones o apartados más amplios por parte del autor, sin embargo, la totalidad de la obra puede resumirse a lo largo de tres ejes temáticos. 

En primer lugar, los dos capítulos iniciales sirven a modo de introducción y exploran la naturaleza de la educación personalizada y la dimensión personal-donal del individuo humano. Básicamente, en esta primera parte se busca sustentar y explicar que el ser humano es, ante todo, persona y que, por lo mismo, requiere una educación personal. Al mismo tiempo, se expone cuáles serían las características principales de este tipo de educación y se introducen conceptos de larga tradición humanística como misión, cultivo y florecimiento, a fin de mostrar el objetivo de este modelo de enseñanza. 

Tras esto, los siguientes seis capítulos desarrollan temas precisos de la educación, sobre todo, a nivel ético, La formación de carácter: los hábitos éticos , Aprender a decidir: tornar la vida venturosa , Enseñar a aprender: el cultivo de la creatividad , son los títulos de algunos de estos apartados, en los que la acción formativa se perfila como un formarse y en la que ser humano se define, tomando las palabras de Polo, como “el perfeccionador que se perfecciona” (p. 289), cuya esencia es un “crecimiento sin tope” (p. 252). 

En este sentido, Pérez Guerrero descubre la educación a la manera de algo que empieza y termina más allá de la escuela, y que no se limita a las materias de un currículo, pues desborda a la vida misma. En esto, el autor retoma, de nuevo, las raíces de la tradición clásica en las que la humanitas , esa “humanidad conquistada” (p. 96) es definida como “una suerte de refrendo, de reafirmación y desarrollo personal, de la condición humana heredada” (p. 96), a la cual aspira toda verdadera acción pedagógica. 

Para finalizar, el libro aborda dos de los ámbitos decisivos para la educación: la familia y la amistad. En efecto, si la educación, en opinión del propio autor, es ante todo una acción de una persona a otra, los ámbitos más personales serán también aquellos con mayor potencial educativo. Desde esta perspectiva, la familia y la amistad son figuras clave en la educación, ya que terminan siendo los principales motores y fines del crecimiento personal en cada persona. 

En conclusión, Educar mirando a los ojos es un texto interesante y novedoso, en el que las eternas cuestiones de la formación humana se retoman a la luz de la filosofía y los estudios más contemporáneos. Desde esta perspectiva, y como el propio autor reconoce, su trabajo permite continuar las líneas de investigación polianas en torno a la educación, que, tras la muerte de este filósofo, no pudieron desarrollarse a plenitud. 

Al mismo tiempo, el libro propone una serie de estrategias con- cretas y sustentadas para poner en práctica la educación personalizada de García Hoz y da una serie de consejos para docentes, padres, orientadores, hijos y amigos. Consejos que, además, son avalados por la trayectoria profesional de Pérez Guerrero, docente, investigador y filósofo, que muestra, en el progreso de su escritura, la exposición discursiva clara que caracteriza a todo verdadero quehacer filosófico. 

Publicado en 2022 por la editorial EUNSA, Educar mirando a los ojos. Filosofía de la educación personalizada constituye una poderosa re- flexión pedagógica, que invita a los docentes a replantear y enriquecer su propia acción. Por ello, estamos seguros de que la lectura de esta obra será útil para todo aquel que se interese por el análisis educativo o que, simplemente, desee saber más sobre la formación personal.

Jorge Alberto Castro de Dios
Universidad Autónoma de Guadalajara