Libertad religiosa y urbanismo

La dimensión colectiva e institucional de la libertad religiosa necesita de lugares de culto y de centros para las actividades formativas y de gobierno de las confesiones religiosas. La laicidad positiva que se instauró en España en 1978 debe salir al encuentro de estas necesidades. La aplicación de los principios informadores del Derecho Eclesiástico Español -libertad, laicidad, cooperación e igualdad- al derecho urbanístico promueve las condiciones para el pleno ejercicio de la libertad religiosa. Esta laicidad conlleva la participación de las confesiones religiosas en la elaboración de los instrumentos de planeamiento urbanísticos y en la reserva de suelo dotacional público para equipamientos religiosos. Todo ello, sin que por parte de los poderes públicos se confunda la necesidad de ordenar el espacio con el control del mismo.